Si no conocen la historia de este lugar prepárense porque al menos a mí me fascinó lo suficiente como para irme hasta el pueblo de Hauterives, muy cerca del medio de la nada, a ver el Palais Ideal en persona.
¿Qué tiene de especial este lugar? Lo construyó un cartero sin ningún tipo de conocimiento formal de arquitectura ni de arte. Solo, con sus propias manos, en el jardín de su casa. Y todo empezó, literalmente, con un sueño.
En 1879, durante una de sus rondas de trabajo, Ferdinand Cheval, un cartero de 43 años de Hautrives, un pueblo a 80 kilómetros de Lyon, se topó con una piedra tan rara y original que le recordó un sueño, le despertó una idea, y eventualmente casi una obsesión. El cartero Cheval le dedicó 33 años de su vida a construir el palacio de sus sueños en el jardín de su casa. Sus influencias y su inspiración vinieron de lo único que conocía en ese momento: la naturaleza, las postales, y las revistas que entregaba día a día.
“Iba caminando rápido cuando me tropecé con algo que me hizo volar un par de metros, y quise ver qué había sido.
Una vez soñé que construía un palacio, o un castillo, o unas cuevas, no estaba muy claro. No se lo conté a nadie por miedo a que se rieran de mí y por miedo a sentirme un tonto. Y quince años después, cuando ya me había olvidado de ese sueño, cuando ya no pensaba en él, mi pie me lo recordó.
Me había tropezado con una piedra tan extraña que me la guardé en el bolsillo para admirarla después, más tranquilo.
Al día siguiente volví al mismo lugar y encontré más piedras, aún más hermosas. Las junté todas ahí mismo completamente deleitado. La piedra era una arenisca erosionada por el agua y fosilizada. Podría representar a cualquier animal, a cualquier tipo de criatura. Y ahí me dije: ya que la naturaleza está dispuesta a realizar la escultura, yo seré su albañil y su arquitecto”.

Durante sus rutas diarias de casi 30 kilómetros por la campiña, primero usando sus bolsillos y luego con la ayuda de su carretilla, Cheval iba recogiendo las piedras con las que de noche iba a seguir construyendo su palacio, a la luz de una lámpara de aceite. Grabado a mano sobre la piedra del palacio, que se completó en 1912, hoy puede leerse: “Travail d’un seul homme”: trabajo de un solo hombre.
Antes de morir, Ferninand Cheval comenzó a ser admirado por artistas del movimiento surrealista, como André Breton, el fotógrafo Robert Doisneau, y Pablo Picasso. El palacio ideal, considerado un exponente del arte naif y de arte marginal, o “outsider art”, tiene muchas reminiscencias a la Sagrada Familia de Gaudí. Una obra que el cartero Cheval jamás vio en su vida.
Como no le estaba permitido ser enterrado dentro del palacio, tal como él quería, Cheval pasó otros ocho años construyendo su propio mausoleo en el cementerio de Hautrives. Murió un año después de terminarlo.

Información Útil:
Cómo llegar: Se puede tomar un tren desde alguna de las dos ciudades más cercanas; Lyon o Valence, hasta St-Vallier-sur-Rhône y después ahí tomar un bus de 30 minutos a Hauterives. El viaje en tren desde Lyon dura 50 minutos, y desde Valence 30.
Precio: La entrada básica de adulto cuesta €8.
Horarios: El Palais Ideal está abierto para visitas todos los días, incluidos domingos y casi todos los feriados. Para más info, esta es la página oficial.


“1879-1912: 10 mille journées, 93 mille heures, 33 ans d’épreuves. Plus opiniâtre que moi se mette à l’oeuvre”.
“1879-1912: 10 mil días, 93 mil horas, 33 años de trabajo. Que lo intenten aquellos más perseverantes que yo”.
Ferdinand Cheval
