San Sebastián, o Donostia, en vasco, es la ciudad que más ganas de ir con más tiempo me dio de todo Euskal Herria (los territorios de tradición vasca, comprendidos por el País Vasco, la comunidad de Navarra y el país vasco francés). No puedo decir que eso me sorprendió: imaginé que iba a gustarme, pero lamentablemente esta es una de las ciudades más caras de España, así que desde un principio la estadía que planee fue más corta de lo que me hubiese gustado. Y lo que tiene San Sebastián que la diferencia de otras ciudades que conocí en este viaje es que siento que es para todos los gustos, que puedo recomendársela a cualquiera y que a todos les va a gustar. Es una ciudad con todas las letras y está animada a toda hora, pero también es una ciudad chica y fácil de recorrer. Tiene mar y playas, pero también tiene de todo para hacer aparte de eso. Tiene un estilo al que en España se denomina “señorial”, pero también tiene zonas de moda llenas de jóvenes. Tiene calles y edificios elegantísimos, bares híper informales y una gastronomía increíble. Con San Sebastián no te podés equivocar.
Aquí les comparto lo que más me gustó en mi visita.
1. El Palacio de Miramar y sus jardines
Este palacio de estilo inglés se construyó en 1893 a pedido la reina María Cristina de España, que luego de enviudar eligió San Sebastián para pasar sus veranos junto con toda su corte. Hoy este palacio se usa para dar cursos universitarios y no está abierto al público, pero sí pueden visitarse libremente sus jardines, que tienen una enorme extensión y vista directa al mar. Solo hace falta ver el Palacio de Miramar para saber que seguramente sirvió de inspiración para muchos edificios y mansiones de nuestra Mar del Plata.
Ideal para parar un rato mientras se recorre San Sebastián y disfrutar de las vistas.
2. La Avenida de la Libertad y el centro moderno
Puedo asegurarles que la elegancia, prolijidad y limpieza de esta zona de San Sebastián no se traduce en fotos. No solo casi todos los edificios tienen la misma altura (aquí no existen las medianeras), sino que hasta las filas de árboles mantienen la uniformidad. Entre estas calles van a encontrar a las grandes marcas, pero también bares de pinchos tradicionalísimos, todo en un ambiente urbano pero relajado a la vez. La arteria principal del centro moderno es la Avenida de la Libertad, pero no se pierdan de recorrer también las calle Getaría y Txurruka, y la hermosa fuente de la Plaza de Bilbao (segunda foto).
3. El centro histórico
Pegado al centro moderno está el centro histórico, con una estética y una dinámica totalmente diferente. El centro histórico es mucho más informal, más ruidoso, más nocturno, y es el lugar ideal para salir de pinchos (la calle Fermín Calbeton es un buen lugar para empezar). Piérdanse sin rumbo en sus callecitas, pero no se pierdan la vista de la Basílica de Nuestra Señora del Coro desde la calle Mayor (segunda foto).
4. El túnel del Antiguo y el barrio El Antiguo
Este túnel pasa por debajo del Palacio de Miramar y conecta el final del Paseo de La Concha con el barrio El Antiguo. En 2016, el artista Víctor Goikoetxea usó distintos materiales, texturas e iluminación para recrear el mar y así convertir el túnel en esta especie de paseo “submarino”.
Al otro lado del túnel, en El Antiguo, van a encontrar un barrio más residencial y menos turístico con muchos bares y cafeterías que merece al menos una pequeña vueltita.
5. El puente de la Zurriola
Este puente, que marca la división entre el centro moderno y el centro histórico, es el último puente de San Sebastián antes del que el río Urumea desemboque en el mar Cantábrico, por lo que ofrece unas muy lindas vistas de ambos. Y ni hablar de esos faroles en forma de faro que no lo dejan pasar desapercibido.

6. El puente de María Cristina y el Paseo de Francia
A San Sebastián no le faltan lindos puentes, pero este es para mí el más lindo de todos. Con su impronta Belle Époque, tanto el puente de María Cristina como el Paseo de Francia, que es el paseo que bordea la orilla este del río, tienen un toque innegablemente parisino.
7. El Paseo de la Concha de noche
No debe haber atracción donostiarra más obvia que el Paseo de la Concha, el paseo marítimo que bordea los 1.3 km de largo de la bahía de la Concha, pero lo que tal vez no hacen todos los visitantes (como así lo evidencian las fotos), es pasar por ahí de noche, cuando San Sebastián, virtualmente sin gente que nos traiga al siglo XXI, puede volver a parecerse a esa ciudad que se puso de moda a fines de los 1800.
8. El paseo en barco a la isla de Santa Clara
Por solo €7 (incluye ida y vuelta) se puede hacer un hermoso paseo por toda la Bahía de La Concha en estos barquitos transfer que conectan el puerto viejo de San Sebastián con la isla de Santa Clara, un islote verde que se erige justo frente a la playa. El recorrido bordea la bahía hasta llegar a la famosísima escultura “El Peine del Viento”, para luego parar en la Isla de Santa Clara, donde no es obligatorio bajarse si no se quiere (la isla es chiquita, no tiene mucho para recorrer y tiene una ENORME fauna que incluye aves y reptiles, algo a tener en cuenta si no quieren experimentar encuentros indeseados. Pero también hay que decir que tiene unas muy lindas vistas (tercera foto)). También puede sacarse el ticket sencillo de €4, que en vez de hacer un paseo por la bahía va directo desde el puerto hasta la isla, pero en mi opinión: si la hacemos la hacemos bien.
Los barcos, al menos en verano, salen cada media hora y la empresa -que van a encontrar fácilmente en el puerto- se llama Motores de la Isla.
9. Los detalles belle époque de la ciudad
San Sebastián es la ciudad de la belle époque, es Medianoche en París pero en la vida real. Desde las icónicas barandas del Paseo de La Concha hasta las fachadas de comercios y edificios, este estilo marca el momento en el que la monarquía española puso de moda la ciudad y la cambió para siempre. Si disfrutan de esta corriente estética que fue furor entre 1871 y 1914, no dejen de estar atentas a cada rincón de San Sebastián.
10. La playa de la Zurriola y el barrio de Gros
Ya vimos la parte más elegante, sofisticada y señorial de San Sebastián: ahora vamos con la parte más joven. El barrio de Gros es el barrio de moda del momento y, justo ahí, se encuentra la playa de la Zurriola, la más “salvaje” de las tres playas de San Sebastián, lo que la convierte en la favorita de los surfistas. A diferencia de la playa de La Concha, que tiene un ambiente más turístico y familiar, la Zurriola y sus alrededores son el punto de encuentro de los jóvenes locales.
Si quieren descubrir la parte más informal, joven y surfista de San Sebastián, dense una vuelta por Gros y la Zurriola.
En mi caso pasé dos días en la ciudad y siento que me quedé un poco corta. Creo que tres días serían lo óptimo para comenzar a conocerla y ver lo básico. Tengan en cuenta que, aunque yo tuve suerte y me tocaron días de sol, esto no es lo más común en San Sebastián, donde los cielos nublados y la lluvia son cosa de todos los días. Los donostiarras dicen que lo único que los salvó de convertirse en la ultra turística Barcelona es su mal clima, así que planeen su viaje acorde, dándose un poco de tiempo extra en la ciudad en caso de que la lluvia les complique el itinerario.
¿Buscan alojamiento en San Sebastián? Aquí pueden ver mi reseña del Hotel Trueba, en pleno barrio de Gros.
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