Con excelente ubicación, decoración estilo boutique, buena atención y amenities que compensan la sencillez de las habitaciones, el Ibis Styles Madrid Centro Maravillas me parece una opción imbatible para alojarse en Madrid a un precio accesible.

Yo ya había estado en este hotel otras dos veces, en 2016 y en 2018, cuando todavía era un Ibis a secas, sin el “Styles”, y ya entonces me había gustado mucho. Como todos los Ibis, cumplía ofreciendo lo necesario a un precio más que justo, pero lo mejor sin dudas era su ubicación: en pleno barrio de Malasaña (uno de los más lindos, jóvenes y vibrantes de Madrid), a solo 100 metros de la estación de metro Bilbao y a pasos de la calle Fuencarral.

Hace un par de años le hicieron una renovación completa que lo transformó en una especie de hotel “boutique” gracias a una ambientación inspirada en los teatros tradicionales de la zona, así que ahora este hotel cumplidor de dos estrellas también es un lugar lindo, con personalidad y con mucha onda.

En nuestro caso nos quedamos en la habitación estándar con una cama doble. Esta habitación tiene lo esencial para una estadía cómoda: hay TV con cable, enchufes a ambos lados de la cama, aire acondicionado y una cantidad de espacio super correcta. Lo único que diría que le hace falta es una heladerita, algo que en una ciudad tan calurosa como Madrid en el verano vendría muy bien para poder guardar bebidas frías. De todos modos, para compensar esto, en el lobby hay una máquina de agua fría-caliente para usar a gusto y rellenar las botellas las veces que queramos. Una noche incluso teníamos ganas de hacernos un té a la noche y nos prestaron tazas para llevar a la habitación. Lo que aquí no tienen en instalaciones, lo resuelven con buena predisposición.

Y si no, la opción de habitación premium, mucho más amplia y ubicada en la esquina del edificio, ofrece además heladerita, máquina de café y caja fuerte.

Todas las habitaciones parecen dar a la calle Manuela de Malasaña, por lo que tienen una vista 100% madrileña. Y a pesar de ser un barrio con muchos bares, esta calle es bastante tranquila y en ningún momento sentimos ruidos molestos.

El baño es cómodo, lindo, e incluye jabón de ducha, shampoo y secador de pelo. La única crítica que puedo hacerle es que no hay dónde apoyar los productos cuando estás en la ducha, así que hay que ponerlos en el piso y andar agachándose para agarrar la crema de enjuague. Pero bueno, ya es hilar fino. Más que eso no puedo decir. La limpieza, como en (casi) todo hotel Ibis, fue impecable.

Un detalle de accesibilidad: al acceder al hotel hay que subir un piso por escalera para llegar al lobby, pero como opción hay un ascensor manual (de esos que van lento y que hay que mantener el botón apretado) para subir ese piso.

Acá arriba pueden ver la recepción, el desayunador (en nuestro caso no contratamos el servicio de desayuno), y las facturas y galletitas de cortesía (las que sobran del desayuno) que quedan a disponibilidad de quien quiera agarrarse algo a toda hora, haya pagado por el desayuno o no. Otro detalle buena onda, que no cuesta nada y que suma unos puntitos, pero que no muchos hoteles de esta categoría ofrecen.

La atención fue excelente y todos los recepcionistas que nos tocaron fueron muy simpáticos. El día del check out pudimos dejar las valijas hasta última hora sin problemas y sin costo alguno.

¿Precio? Pagamos €123 la noche reservando en la página oficial del grupo hotelero All con menos de dos meses de anticipación.

¿Volvería a alojarme ahí? Sin dudas. ¿Lo recomendaría? De una. Me parece ese tipo de hotel que es apto para distintos perfiles de viajeros; sean jóvenes, grandes, sencillos o exigentes.

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